-Él se mantiene vigente a través de sus cantos, versos y jocosidades que corren de boca en boca. Es todo un personaje que se define como “Inconmensurable y original en el contexto del universo vallenato”-
Por Juan Rincón Vanegas – @juanrinconv
La vida de Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta Díaz, ha trascurrido entre presentaciones musicales, parrandas, apuntes jocosos y comidas de monte. Eso hace parte de su idiosincrasia como el hombre que llena todos los requisitos para estar enmarcado dentro de las celebridades del vallenato de ayer y de hoy.
En ese sentido aparecen los famosos dichos que refiere con una gracia única regándose de inmediato como verdolaga en playa y causando la natural celebración. Dos ejemplos son: “Y nos acabamos, cuando a mí me corten la lengua y a mi hermano le corten los dedos” y “Yo conozco al flojo, aunque lo vea sudao”.
Esos dichos en la voz de ‘Poncho’ Zuleta, tienen la mayor naturalidad sintiéndose con sabor a tinto recién bajao del fogón de leña, lo mismo que a suero con yuca y pescao frito.
Cuando al artista se le indaga sobre los famosos dichos sonríe y expresa. “Esa es la identidad de nosotros los costeños que le ponemos la pimienta y el sabor a los hechos cotidianos. Desde siempre los dichos se han impuesto y es una cantidad que no alcanzaría a referir. Los dichos hacen pareja con los cuentos provincianos que son inigualables”.
Entre los cuentos donde ‘Poncho’ Zuleta, ha sido protagonista aparece el narrado por el legendario cajero Pablo López, cuando en el año 1982 estuvieron en Estocolmo con motivo de la entrega del Premio Nobel de Literatura al escritor Gabriel García Márquez.
“En aquella ocasión ‘Poncho’ Zuleta quería tomarse una foto con el rey de Suecia y observó un tipo elegante y bien parecido. Entonces me dijo, ese es el hombre. Le expliqué que dudaba que fuera el rey, pero insistió y le tomé la foto. A cabo rato supimos que el tipo era el botones del hotel. Enseguida, ‘Poncho’ nos advirtió que cuidado mostrábamos esa foto”.
Siguiendo con los cuentos provincianos ‘Poncho’ Zuleta, la mayoría de veces ha referido los del inolvidable Jorge Oñate. “Una vez ‘El Jilguero de América’ viajó a Estados Unidos. Al llegar al aeropuerto de Washington y ver la bandera de ese país dijo, aquí el Junior de Barranquilla gana más de la cuenta, mire el montón de estrellas que tiene”.
De otra parte, es el autor de muchos dichos que ha incluido en distintas producciones musicales o narrado en parrandas, lo que se ha constituido en un valioso aporte al folclor vallenato.
– Mi amor si la belleza matara, tú no tendrías perdón de Dios.
– La verdad es que yo no sabía lo que era querer tanto a una mujer.
– Ay ombe, tengo el corazón suavecito…
– Y esos ojos tan lindos que me tienen encandilao.
– El vallenato es como la yuca, nunca aburre.
– Más peligroso que una aguja en un pastel.
– Tú veras sino regresas, yo he hecho todo lo posible.
– Cógeme el trompo en la uña.
– Ay que tener conformidad porque la vida comienza es mañana.
– Pica, pica, papujo pica.
– Cada pato con su mazorca.
– Yo también echo mis mentiritas, pero no así.
– Mi única esperanza eres tú, pero mejor no digo tu nombre.
– Cariño, mátame con el fuego de tu mirada.
– Yo soy como el hambre que va y vuelve.
– Oye morenita, llegaste como mandada de Dios.
– Ay muñeca me tienes trasnochao.
– Bueno mi gente, que no se note la pobreza.
– Te saben los labios a miel de abeja.
– Compadre Emiliano póngale ‘Coimbre’ a ese acordeón.
– Pero mis hijos si me respetan, tengo una vara de totumo suazá.
– Cuando es que nos pegamos otra cogía.
– Eso es por no dejar, entre más lejos te vayas más te quiero mi vida.
– Ajo, borracho flaco que ha dado lidia.
– Hoy estoy más fácil que un purgao.
– Que cada centella sea un trago de ron.
– Ajo, Emilianito estoy como un pavo real.
– El pecado se comete cuando las faltas no se reconocen.
– Apenas se acaba la botella se hacen los borrachos.
– Están gorreando y picándoles el ojo a las mujeres ajenas.
– Hoy me meo la barba como el chivato arrecho.
– No te cambio ni por suero salao.
– Esto es pura mazorca y bollo limpio.
– Jala más que una manila.
– Linda ella hasta el cabello y si se peina se ve mejor.
– Tranquilo compadre, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
– Haga como yo, no le baje la guardia, insista.
– Tranquila mi gente que la esperanza cura.
– Y esos amores secretos cuando vienen a ver es el barrigón.
– Ay mi vida, me sabe la boca a canto.
– Bonito que estoy yo ahora. De donde mi comadre Tirsa, a donde mi comadre Sagrario y viceversa.
– Ahora es que se a ver la tusa que purga al mono.
– Es que nosotros si nos hemos comío las verdes y las maduras.
– Carajo y esto es pa’ que sepan que el jobo mata.
– Sabroso que es el encoñamiento.
– Vamos mujeres que el sobregiro aguanta.
En medio de este recorrido de dichos, aparece el canto dedicado por Diomedes Díaz a ‘Poncho’ Zuleta, llamado ‘A un colega’, donde destaca de manera especial su gesta en la música vallenata. “A Dios le pido compadre que me le dé larga vida, porque con su canto bonito hasta los dolores se alivian”. Y continuó diciendo. “Que cante ‘Poncho’ Zuleta, que cante toda la vida, esas canciones sentidas que alegran el corazón”.
La vacuna
El pasado 13 de abril a ‘Poncho’ Zuleta le aplicaron la segunda vacuna contra el Covid-19, pero al hacerlo preguntó qué a partir de cuándo se podía tomar sus tragos de licor. Le contestaron que lo mejor era no beber en las siguientes 72 horas. Enseguida sonrió y expresó. “Gracias. Me asustaba era que el tiempo de abstinencia fuera de un mes”.
En otro momento, al indagarle a ‘Poncho’ Zuleta, sobre su edad indicó que los años no se cuentan, sino que se viven. También hizo una jocosa referencia a su edad. “Yo tengo 10 años menos que mi hermano Emilianito”.
Así se la pasa ‘Poncho’ Zuleta alegrando en invierno y en verano la vida de los amantes del folclor vallenato. Naturalmente, dedicando cantos, dichos y versos que se mantienen vigentes con el paso del tiempo y que son como la yuca que nunca aburre. “Por supuesto”.