Por Juan Rincón Vanegas – @juanrinconv
Por la cabeza del Rey Vallenato 1991, Julián Rojas Teherán circularon cientos de pensamientos, pero el principal fue la confianza permanente en Dios. También lo rodeó un mundo de ilusiones, porque regresó a la competencia folclórica donde ocupó el primer puesto en el 33° Festival de Acordeones y Compositores de Chinú, Córdoba.
El pasado miércoles 31 de octubre, cuando salió de la Fundación Hombres de Bien, miró hacia el cielo, le dio gracias a Dios y manifestó: “Siento que soy un hombre nuevo, estoy tranquilo, lleno de una motivación extraordinaria y con ganas de salir adelante. Regreso para demostrar que soy ese acordeonero al que todos admiran y que me siempre he pretendido dejar en lo más alto el nombre del folclor vallenato”. También agradeció a la entidad y recalcó que todo lo ha puesto en las manos de Dios para que haga su voluntad.
Después indicó que regresaba a la etapa festivalera, y su destino era Chinú, Córdoba, donde al lado del cajero Javier Bolaños, del guacharaquero Jaime Bolaños y del cantante Efraín Díaz, buscaría una nueva victoria.
Y así sucedió el pasado domingo cuatro de noviembre, cuando en la competencia final presentó el paseo ‘Los gavilanes’ y el merengue ‘El corregido’ de Calixto Ochoa; el porro ‘El gallo real’ y la puya ‘El reto del rey de los gallos’, del propio Julián Rojas.
El regreso triunfal es su mayor encuentro con ese folclor del que se enamoró siendo muy niño, teniendo en cuenta que se había retirado de la competencia, siendo la última, el año pasado en el 50° Festival de la Leyenda Vallenata.
Atrás quedó aquella historia, y volvió a sonreír entregando su primera declaración: “Es mi renacer espiritual en la música. Es mi mayor motivación y la mejor manera de aplicar al pie de la letra todo el aprendizaje y ejercicio de mi nueva forma de ser”.
Julián, en su condición de músico triunfante es el hombre lleno de esperanzas en el mundo, cuya fe sobrepasa todas las barreras y con las fuerzas necesarias para superar cualquier obstáculo. “La vida es una lucha constante, ahora soy un gladiador del destino y el más grande guerrero del camino”, dijo muy convencido.
Escritor de su propia historia
En medio de los abrazos de felicitación agradeció a todos los que le han dado su voz de confianza, factor que ha sido vital para llegar a esta etapa, donde las alegrías suenan en un acordeón haciendo posible que la vida tenga sentido.
“Gracias a todos, quienes desde distintos puntos de Colombia, e incluso del exterior, me han animado con sus palabras para perseverar. Ahora tengo el compromiso más grande con Dios, con mi familia, con el folclor vallenato, y no puedo fallar. Esta es una nueva oportunidad que tengo y no la voy a desaprovechar”.
Anotó que además de seguir concursando en los festivales, entregará una producción musical de alabanza a Dios, y tiene entre sus planes una al lado de Crispín Enrique Villazón. Además, piensa escribir su propia historia.
“Vale la pena contar mi historia, para que sirva de ejemplo que cuando se quiere, se puede, porque la lucha es intensa, pero la victoria es más gratificante. Mi consejo hoy lo resumo en una frase: Esfuérzate y sé valiente. Sonríele a la vida y sé feliz”.
Nunca dejó de sonreír, y todo el triunfo lo compartió principalmente con su esposa Tatiana Percy y sus hijas Rossana, Valentina y Libertad de Jesús, las mayores razones de su existir y el más bello tesoro que Dios le regaló.
Al hablar de su familia se le quebranta la voz, porque han sido esas heroínas las que han resistido todas esas batallas del destino, y que ahora están seguras se firmó el acuerdo final para que el Rey Vallenato sea un hombre de bien.
“Ellas, son el mayor motivo de mi vida, las que me hacen aterrizar, las que más cuido. Esas mismas que han soportado mis vicisitudes y que ahora saben que todo cambiará”, dice Julián, dejando que varias lágrimas visiten su rostro.
La luz de Dios ahora se proyecta con más brillo en los caminos del Rey Vallenato. Se le nota al instante, y desde su acordeón se destila felicidad en sus acordes. Lo mejor es que ahora su pensamiento está enfocado en rescatar con su testimonio a cientos de personas que quieren tener un cambio en sus vidas.
Como en la canción que le dedicaron, titulada ‘Para un amigo’, Julián Rojas Teherán, nacido en San Andrés Islas, y quien cuenta con 49 años, se levantó sabiendo que es feliz, teniendo presente que Dios lo ayudó a seguir adelante.
Julián no olvida que el acordeón que le regaló la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata fue vital para ensayar y alcanzar un nuevo triunfo en su carrera musical. El acordeonero está henchido de felicidad y les dedica esta victoria a todas las personas que están luchando por sus vidas, buscando senderos de luz y de esperanza, diciéndoles que “Si se puede y solamente junto a Dios se logra”.
Adelante Julián, que con tu actitud haces sonreír a nuestro bello folclor…Y como lo reseña la sagrada escritura. “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.