Despedida en Valledupar. “La grandeza del gran Calixto Ochoa, no tiene comparación”, Jorge Oñate

Valledupar, noviembre 19 de 2015  – Boletín No. 073

Con música y aplausos fue recibido en Valledupar el cadáver del Rey Vallenato Calixto Ochoa, que hizo el tránsito desde Sincelejo por espacio de 9 horas, haciendo paradas en distintos pueblos que le hacían reconocimientos y lamentaban su partida. 

Inicialmente fue trasladado hasta la iglesia La Concepción, pero ante la gran multitud que quería tributarle la despedida, se procedió a trasladarlo a la tarima Francisco El Hombre de la Plaza Alfonso López, donde en 1970 y 1987 había escrito su propia historia con notas de acordeón y cantos de su autoría. 

En esos momentos que estuvo en la tarima por espacio tres horas afloraron los recuerdos, las expresiones de afectos y exaltaciones a ‘El Negro Cali’, además que se interpretaron varias de sus canciones como ‘Lirio rojo’, Los Sabanales’, ‘Palomita volantona’ y Diana’. El desfile de personas se hizo extenso y todos tenían altos elogios para el hijo de Valencia de Jesús. 

Alrededor de la plaza también sonaban sus canciones en equipos de sonidos lo que se convirtió en una despedida triste, pero llena de sus cantos que con el paso de los días se convirtieron en el pan de cada día dentro de los amantes del buen vallenato. 

En la valla ubicada en la tarima se apreciaba una foto de Calixto Ochoa en sus años de juventud, la iglesia de su pueblo, un acordeón y la frase ‘El Genio’. De igual manera se entregaron los conceptos del juglar que lleno el mundo vallenato con más de mil canciones y Jorge Oñate, ‘El Jilguero de América’, manifestó que ‘La grandeza de Calixto Ochoa, no tiene comparación. 

Él será inigualable y a través de sus canciones nos abrió un amplio campo en la música a los que iniciamos en esta brega. Se nos fue el maestro del acordeón, de la composición y el amigo que nunca dejó su humildad y su manera grata de tratar”. 

En el acto se presentaron el Rey Vallenato José María ‘Chema’ Ramos y el Rey de Reyes, Gonzalo ‘El Cocha’ Molina, además de Martín Elías, el hijo de Diomedes Díaz y compañero de Rolando, hijo de Calixto Ochoa. 

“Mencionar al maestro Calixto Ochoa son palabras mayores porque su historia es amplia y llena de éxitos. Mi papá que se identificaba mucho con él, le grabó muchas canciones. Calixto Ochoa siempre fue de mi casa y más ahora que Rolando es mi compañero de fórmula musical”, anotó Martín Elías. 

 

Conceptos de sus amigos 

“Calixto siempre hizo parte de mi vida musical y fue clave en mis comienzos. Se fue un gran ser humano y un músico completo al que muchos le aprendimos”, Alfredo Gutiérrez. 

“De Calixto recuerdo muchas cosas. Era un músico versátil y buena persona. Parrandeamos mucho y era agradable porque algunas de sus canciones eran jocosas o dedicadas a cosas sin mucha importancia, pero que para él tenían un gran valor”, José María ‘Chema’ Ramos. 

“Dice una canción que de Calixto no había que hablar porque en su trayectoria con su acordeón y sus canciones dio muestras de su capacidad y don para ser inigualable”, Náfer Durán. 

“A todos nos enseñó, fue un Rey Vallenato de esos que son lleno de virtudes y  que supo explotar para bien de nuestra música. Siempre lo recordaré”, Gonzalo ‘El Cocha’ Molina. 

De esta manera se exaltó al hombre que supo sacarle jugó al ingenio popular y pasearse a sus anchas por el mundo vallenato. 

Cuando caía la tarde partió dentro de una carroza fúnebre camino a su tierra donde se le dará cristiana sepultura. 

En la plaza Alfonso López que estuvo colmada, se quedó para siempre el recuerdo del Rey Vallenato Calixto Ochoa, quien entregó todo su talento y que como cantó Martín Elías, en una de sus canciones de nombre ‘Diana’ dijo: 

Si acaso yo no regreso

más por aquí,

dígale a Diana, si viene

que rece y ruegue por mí…