Por Juan Rincón Vanegas – TW @juanrinconv
Como el personaje bíblico del mismo nombre, el niño Josué David CarmonaOrozco espera conquistar en corto tiempo la tierra prometida de la música vallenata, para lo cual ha dado pasos agigantados en busca de convertirse en corto tiempo en el cajero con mayor carisma, la más grande sapiencia y un talento innato que le descubrió su fallecida abuela Gladis Brito Arzuaga.
Josué, con siete años, recién cumplidos, y en medio de la escasez de recursos económicos de su querida madre Carolina Orozco Brito, mujer cabeza de hogar, logró hace tres años una beca otorgada por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y la empresa Claro Colombia, para ser parte del proyecto educativo musical y aprender a tocar a la perfección el instrumento de la trietnia vallenata.
“Esta ha sido la mayor bendición para mi hijo porque él se esmera en estudiar, cursa primer grado, y su anhelo es dedicarse a tocar la caja. Los profesores de la Escuela ‘Rafael Escalona’, y especialmente el coordinador del proyecto Roberto Ahumada Moreno, han sido claves para el avance de Josué”, expresa su mamá.
Cajero de los grandes
Toda esta historia de golpes básicos y de alegrías sencillas germinó cuando el niño tomaba un vaso de electroplata, y con unos palitos comenzaba su concierto de bulla casera. Tenía menos de un año, y en vista de lo anterior su abuelita le compró un tambor. Ese fue el mejor regalo para Josué, presente que se convirtió en el pretexto para intensificar sus prácticas.
Viendo su afán por tocar sin descanso, al poco tiempo su abuelita Gladis le compró su primera caja vallenata. De esta manera, entró en sintonía de percusión, se la pasaba escuchando canciones vallenatas y tocando.
Teniendo ese amor por el folclor vallenato, y cuando sólo contaba con tres años comenzó sus clases en firme en la Escuela ‘Rafael Escalona’ donde los resultados fueron los mejores. Solamente hubo que enseñarle los primeros secretos de la percusión para que diera el primer salto y realizara una muestra, lo que le valió ser presentado en noticieros de televisión del orden nacional, regional y local.
“Mi nieto se volvió famoso y yo lo acompaño a todas partes, porque cuando lo veo tocar su caja me acuerdo de Gladis, mi señora, que le dedicaba el mayor tiempo posible, pero no pudo verlo sobresalir porque murió hace cinco años”, expresa su abuelo José Manuel Orozco García.
El año pasado, Josué quiso participar en el Festival de la Leyenda Vallenata, pero no encontró un acordeonero y un guacharaquero de su misma edad. “Quería concursar, pero cuando esté más grande lo hago”, expresa el niño genio de la caja vallenata.
Entre los que han destacado el desempeño de Josué David está el legendario cajero Pablo López Gutiérrez, quien al escucharlo tocar dijo: “Tiene unas manos de bendición. Lo hace muy bien, y cuando crezca será un cajero de los buenos”.
Josué en Bogotá
Las alegrías vuelan por todo lo alto. Y así le sucedió a Josué, quien por primera vez montó en avión y viajó de Valledupar, su tierra natal, a la ciudad de Bogotá; todo gracias al estímulo a los mejores estudiantes becados por parte de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y Claro Colombia.
“Despegarme por primera vez de mi hijo tan pequeño no fue tan fácil, pero pensé en sus alegrías, lo que iba a disfrutar y conocer en Bogotá. Se lo recomendé a la secretaria de la Escuela ‘Rafael Escalona’, mi amiga Norela Isabel Rincón, y lo llevé al aeropuerto. Él estaba feliz y solamente preguntaba que si el avión se movía como en las películas”, indicó su señora madre.
Josué siempre estuvo tranquilo, sin miedo y pendiente de todo. Cuando llegó a Bogotá sintió frío, pero se maravilló con la inmensidad de la capital del país, la belleza del hotel y de todo lo que giraba a su alrededor.
La cita era con la Caminata de la Solidaridad por Colombia, donde realizó un concierto con sus compañeros becarios ante el Presidente de la República Juan Manuel Santos, de grandes personalidades y artistas nacionales.
Esa mañana, acosado por el frío intentó ponerse unos guantes, pero no se adaptó, y prefirió tocar su caja como siempre lo ha hecho: a mano limpia. El niño vallenato estaba feliz de tocar en el Parque Nacional, y más cuando montado en una carroza recibía saludos y aplausos de los espectadores.
Era una historia fantástica la que estaba viviendo, y para poder sentirla, después de almorzar lo llevaron a cine donde se durmió al comenzar la proyección de la película ‘Vivo en el limbo’. Cuando despertó contó de su inmensa alegría, de la cantidad de fotos que le tomaron, y de las felicitaciones que recibió.
“Mami, Bogotá es linda y su gente más. Me quiero quedar. Vente para acá”, le dijo en su reporte por celular a la autora de sus días.
Josué David tuvo la oportunidad con sus amigos de ir hasta las oficinas de Claro Colombia a dar las gracias por todos los beneficios y atenciones recibidas, llevándoles un concierto de auténtica música vallenata.
A su regreso a Valledupar, no se ha cansado de contarles a sus familiares, vecinos y compañeros del colegio todo lo que vivió en Bogotá. También relata que su mayor deseo es acompañar en un concierto a su ídolo Silvestre Dangond.
Su abuelo, su mamá y sus profesores son sus grandes guardianes para que siga metido en el mundo de la música vallenata, y sea un gran cajero porque su talento es del mismo tamaño del amor de aquella mujer que le regaló un tambor para que hiciera bulla hasta en lo más íntimo de su corazón.