Por Juan Rincón Vanegas – @juanrinconv
Corría el año de 1995 cuando el primer Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, aceptó la responsabilidad de grabar tres canciones con la orquesta Guayacán, gracias a una invitación hecha por su director Alexis Lozano.
La tarea no se planteaba fácil para un veterano acordeonero que iba a grabar una fusión de vallenato con salsa. ’Colacho’ conocía el estilo de la exitosa orquesta, sin embargo no lo pensó dos veces, y se le midió al proyecto que tuvo gran resonancia en el ámbito nacional e internacional.
“La comba al palo”
Para recordar esos momentos, el músico Alexis Lozano accedió a contar esa experiencia musical con el Rey Vallenato ‘Colacho’ Mendoza: “La anhelada producción musical se llevó a cabo en los estudios de Audiovisión en Bogotá, y convoqué a ese veterano juglar que llenaba todos los requisitos”.
Al indagarlo sobre el desempeño de ‘Colacho’ ante dicha fusión, Alexis indicó que le buscó “La comba al palo”, para que se sintiera cómodo. “Para facilitar todo, preparé una pista musical con el sentido del vallenato, y le implementé después el concepto salsero, de tal modo que el maestro ‘Colacho’ se sintiera en casa, como en una parranda. Esos fueron trucos míos como productor”.
El músico, cantante y productor chocoano se emociona con el relato, y continúa diciendo: “Después que grabó libremente, conservando la esencia de su folclor, suprimí la base o pista con formato vallenato, y le añadí la fusión orquestal”.
Prueba de fuego
“El maestro ‘Colacho’ quedó maravillado con el resultado final, con el solo de acordeón y con el swing que le imprimí cantando vallenatos”, recuerda entre risas Alexis Lozano.
Entre los secretos que contó, recuerda que ‘Colacho’ estaba nervioso al emprender la grabación y se tomó varios tragos de whisky, además de que estaba en su ambiente porque eran canciones de Rafael Escalona y Rafael Valencia.
Ese mosaico titulado ‘Guayacán Vallenato’, incluido en la producción musical ‘Como en un baile’, contenía las canciones ‘El mejoral’, ‘El chevrolito’ y ‘La caja negra”.
Tan sólo esa vez, hace 22 años, se produjo el encuentro que sostuvieron los dos artistas. “Esa experiencia fue maravillosa. El maestro ‘Colacho’ era todo un señor. No nos encontramos más, pero en una ocasión lo llamé para enviarle unos cuantos discos. Conversamos un poco con mucha alegría y se mostró satisfecho con el ejercicio musical que compartió con la orquesta”.
Esa fusión con el acordeón del segundo Rey del Festival de la Leyenda Vallenata dejó marcado al director y productor Alexis Lozano. “Yo soy un apasionado del folclor. Sin proponérmelo me convertí en un investigador del folclor vallenato, y encontré en esa música un mar de encantos, de belleza y de inspiración. De otra parte, puedo decir que el Festival Vallenato es una gran muestra de amor propio, de sentido de pertenencia, cosa que le falta a nuestra gente del pacifico. Admiro mucho y felicito desde mi orilla a los directivos de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, quienes cuidan y sacan adelante el evento”.
Para corroborar lo anterior, señaló: “Nosotros, los chocoanos, amamos mucho esa música, incluso tenemos un Rey Vallenato de la Canción Inédita, el compositor William Klinger”.
Click Aqui para escuchar el Mosaico. Guayacán Vallenato – Invitado ‘Colacho’ Mendoza
Testimonio de Wilber Mendoza
El hijo de Nicolás Elías, el Rey Vallenato Wilber Mendoza Zuleta, sobre la grabación de su papá con la Orquesta Guayacán manifestó: “Esa grabación fue un gran suceso, y a mi papá le gustó mucho, no solamente por la fusión de vallenato y salsa, sino por la calidad humana y musical del maestro Alexis”.
Sobre el tema, volvió a destacar: “Con ese disco mi papá era muy celoso, y lo tenía bien guardado. Solamente lo sacaba en ocasiones especiales. Lo ponían y se volvía a guardar. Una vez, un amigo le pidió que le regalara el disco, y dijo que esa joya musical no se la regalaba ni al Presidente de la República”.
“Cada vez que lo escuchaba, deliraba de alegría porque sentía que había logrado una hazaña en la música, y más porque le regalaron un saludo: Maestro ‘Colacho’ Mendoza, en Valledupar”.
Ceñido a su estilo
‘Colacho’ Mendoza incursionó por unos minutos en el mundo de la salsa, unido a la magia del maestro Alexis Lozano, sin salirse de su estilo auténtico, porque nunca olvidó que el maestro Rafael Escalona le tarareaba sus canciones con voz suave y lenta, pero con la precisión de las historias vividas.
Al acordeonero y compositor solamente le tocaba moldear con las notas de su instrumento ese mensaje cantado que muchas veces acarició las puertas del sentimiento.
Yo pensé que un mejoral
iba a curarme este gran dolor,
pero, que me va a curar
si es una pena de amor.
Nicolás ‘Colacho’ Mendoza durante su larga carrera musical alcanzó todos los honores, y grabó con los más grandes artistas. Tuvo una esposa, Fanny Lourdes Zuleta Fernández, quien siempre lo pechichó y le conocía sus más pequeños caprichos. Era un hombre de palabra y amigo de sus amigos, entre ellos el maestro Rafael Escalona, quien lo conoció tanto, que hasta le hizo una canción con motivo de su matrimonio.
Entristecido quedó Escalona
porque Fanny se llevó a ‘Colacho’,
mírenla, vestida de blanco
con su velo y su corona.
Habló con el acordeón
En la privacidad de su habitación no tocaba el acordeón, sino que prendía el televisor y se ponía a ver el programa ‘El Chavo del Ocho’, con el cual reía a carcajadas por las ocurrencias de sus protagonistas. Lo hacía sin querer, queriendo.
Al hijo de Caracolí Sabanas de Manuela, La Guajira, lo describió muy bien el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez: “Bastaba que ‘Colacho’ tocara un vallenato de Escalona para que fuera maravilloso, sin más pruebas que el poder de su talento y la autoridad de su voz”.
La figura del gran acordeonero, siempre fue referencia obligada en el universo vallenato, y así lo ratificó Diomedes Díaz, quien al lado del gran ‘Colacho’ se llenó de requisitos por su talento y amor al folclor.
Nicolás Elías Mendoza Daza, quien murió en Valledupar a los 67 años, se describió en una frase máxima: “Soy un hombre de pocas palabras. El acordeón habla por mí”.